Esta canción de Joan Manel Serrat
nos habla de uno de los lenguajes del amor: las palabras.
Todos deseamos el amor en nuestra vida, AMOR en mayúsculas. Cuando te enamoras, todo es como en las novelas o las series de Netflix y parece que todas las canciones que escuchas hablan de amor. Cada día es único y tiene una luz especia… hasta que se desvanece el enamoramiento... y se apaga la luz.
Sí. El amor te lleva al cielo y te baja al infierno. Pero si te pasas los días, las semanas o los años en el purgatorio es que hay algo que no funciona... Quizás el momento del adiós ha llegado...
...O quizás, no. Puede que, simplemente, os comunicáis en diferentes lenguajes amorosos. Lo cual sería una buena noticia para vuestra relación, puesto que sabrías con qué lenguaje puedes llegar a tu pareja.
Como explica Gary Chapman en Los cinco lenguajes del amor, cada persona tiene un estilo de comunicación amorosa propio. Así, si tú te comunicas de una manera y tu pareja, de otra, quizás entre vosotros dos haya discrepancias aparentemente insalvables, pero muy fáciles de resolver. Solo tienes que comunicarte con SU LENGUAJE DEL AMOR.
¿Cuáles son estos lenguajes del amor?
El amor mediante las palabras: eres de las que les encantan las palabras. Te deshaces con un “te quiero”, un “te amo” susurrado al oído. Pero tu pareja no es así. Te pasas el día esperando que te respondan ese “visto” del WhatsApp. Y le mandas una nota de voz de cinco minutos para recibir un “de acuerdo” como respuesta. Y ni recuerdas cuánto hace que no te dice “te quiero” ¿Acaso ya no le importas?
El amor mediante el tiempo: para ti es importante esos paseos cogidos de la mano, ese fin de semana en ese hotel romántico, esa tarde de domingo acurrucados viendo el tiempo pasar… Y te entristece que siempre seas tú la que se lo pide. ¿Será que no le apetece estar contigo?
El amor mediante los regalos: llevas tiempo pensando en qué le vas a regalar para San Valentín o para Navidad… Lo eliges sin prisas, lo envuelves cuidadosamente y te sientes feliz pensando en cómo le va a gustar.. Pero cuando llega tu cumpleaños… ni se acuerda de ti. O lo que es peor, abres un regalo que lo ha comprado precipitadamente en el primer lugar que ha encontrado de camino a casa. Tu decepción es máxima… ¿Es que no te quiere?
El amor como actos. Te desvives para que todo le sea fácil: le preparas las pastillas por la noche, le subes la cena si tiene mucho trabajo, le dejas preparada la pasta dental… Pero nada parece suficiente… Ni lo ve. Ni lo aprecia. Ni, por supuesto, hace nada parecido por ti. Seguro que no te quiere.
El amor como contacto físico. No concibes el amor sin abrazos, besos, sin sexo romántico. Pero cuando se levanta, va directo a la ducha y no es hasta que está desayunando que te da un beso. Te da la sensación de que siempre eres tú quien lo abraza, quien lo besa… y si te acercas, parece que enciendes el calentador de gas y todo ocurre con una celeridad que no te esperas. ¿Es sexo lo único que quiere de ti?
Y ahora piensa. Si tú tienes un lenguaje y él otro… quizás os estáis comunicando de una manera que al otro lado… no hay nadie. Por mucho que lo desees.
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