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  • Foto del escritorBeth Rosell

Adolescentes y pandemia

Nos acercamos al mundo de los adolescentes con su lenguaje: la música.

Este Savage Love de Jason Derulo & Jawsh 685 nos pondrá a todos de muy buen humor.

Los adolescentes han pasado de tener un mes de marzo pletórico, con la interrupción de las clases y los exámenes y la perspectiva de 15 días de vacaciones a un cambio absoluto de su mundo conocido: confinamiento absoluto, clases online, aislamiento social, sin posibilidad de celebrar los cumpleaños, las mayorías de edad, ni las graduaciones; algunos con un ambiente en casa angustioso: problemas laborales, fallecimiento de seres queridos. Luego han continuado con un curso académico de rostros inexpresivos, sin sonrisas; un curso de mascarillas, gel hidroalcohólico, aulas desangeladas, grupos confinados, bachillerato híbrido, confinamiento perimetral, bares y gimnasios cerrados, extraescolares anuladas… Y un sin final para este largo túnel. Todo esto en una etapa vital en la que los amigos, el presente, las relaciones sociales y el ocio son lo más importante. ¿Y todavía nos sorprende de que los adolescentes estén desmotivados?

 

La dificultad para concentrarse, la irritabilidad, los nervios en casa, las malas respuestas, el sentimiento de soledad y tristeza, la ansiedad y la depresión de nuestros adolescentes no son sino gritos de ayuda ante un presente desesperanzador que nosotros no sabemos ver, porque bastante tenemos con lo nuestro.

Pero ellos también están padeciendo las consecuencias de esta pandemia. Quizás no vayan a enfermar gravemente, ni vayan a perder su lugar de trabajo… pero ya han perdido mucho, también. Sus sueños, sus ilusiones, el amor… todo está siendo trastocando con esta pandemia. Porque para ellos no hay un mañana que valga. Su mañana es hoy.

Y en cambio, están siendo sometidos a una estigmatización injusta por parte de la sociedad: se les acusa de ser los culpables de la expansión de la pandemia, de irresponsables, de insolidarios… Y esto no es así en todos los casos. Quizás nosotros, los adultos, estamos tan sobrepasados por lo que nos está sucediendo que nos falta empatía para ver que la pandemia es una jaula para ellos.

Por otra parte, no por ello los adolescentes tienen derecho a quejarse hasta el infinito, a dejarse llevar por la desmotivación, al maltrato -en algunos casos- físico o verbal hacia sus progenitores. Hasta ahora vivían en un estado de bienestar. Su máxima preocupación era poder hacer todos los deberes y que los exámenes fueran lo más fácil posible. Pero, como dice el psiquiatra García Bernardo, la vida no es una felicidad continua. Y ahora se están dando cuenta de ello. Mayor compromiso y más resiliencia, entonces, por parte de los adolescentes.

¿Cómo sacarlos de ahí, de la desmotivación, la tristeza, o la rabia? Fijándose más en lo que sí se puede hacer, más que centrarse en lo que no. Hay que encontrar soluciones imaginativas. Dibujar un presente y un futuro esperanzador. Entre todos. Adultos y adolescentes. Por ejemplo, no es necesario quedar con muchos, pero se puede crear su grupo burbuja y quedar sin problemas siempre los mismos; quedar al aire libre y pasear; jugar partidos de fútbol o básquet; leer libros, ver películas, jugar a juegos o a videojuegos- cuidado con las adicciones- ; bailar en TikTok, hacer ejercicio con las aplicaciones que hay en el mercado... Mil cosas. Fijarse en lo que sí se puede hacer…

¿Y qué más? Pues en casa muchos abrazos y muchos te quiero. Mucho amor e insistencia en las rutinas y en los horarios. Mantener la comunicación. Aprovechar las cenas como espacio de encuentro familiar. Buscar tiempo para estar todos juntos. Y dejar tiempo para que estén con sus amigos, de manera virtual, con charlas virtuales y fiestas virtuales. Reírse juntos y celebrarlo todo. Que haya, en la medida de lo posible, humor y alegría de vivir.

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