Te recomiendo que mientras leas este artículo
te pongas los cascos
y escuches esta canción de Queen
que nos impulsa a ir más allá de nuestros límites
El coaching entró en mi vida de repente y sin previo aviso. A partir de una pregunta poderosa. La fuerza de aquella pregunta impactó tanto en mí, que provocó un giro sorprendente en mi vida. Al expresarle, a quien me la había hecho, mi sorpresa y admiración sobre su potencia, se echó a reír y me dijo: -¡Amiga, esto es el coaching!-. Al escucharlo, sentí que algo imparable cristalizaba en mí: el coaching había entrado en mi vida como un vendaval, con una fuerza irresistible que me llevó a cotas de autoconocimiento y empoderamiento jamás conseguidas hasta ese día.
Una vez emprendí el camino, ya no hubo marcha atrás. Empecé mi formación oficial en la Escuela Europea de Coaching y me acredité en la International Coaching Federation. Y uní mi maestría como experta en comunicación, en gestión de la educación, en liderazgo y gestión de equipos; mi experiencia como docente, coordinadora y tutora y lo puse todo al servicio del coaching.
Y así fue como las piezas aparentemente dispersas de mi puzzle profesional se conectaron con lógica y naturalidad y llegué a ser la coach que estoy siendo ahora.
Y en la actualidad, mi misión es la de poner al servicio de los jóvenes y adolescentes lo que el coaching me ha regalado: la potencia de confiar en mí hasta conseguir ser lo que quiero ser.
Como dice la canción, don’t stop me now: una vez emprendido el camino solo se va hacia delante. Hacia tu objetivo: ser lo que decidas ser. El coaching es así de simple y así de poderoso.
Y yo quiero para ti, lector/a que me estás leyendo, que tú también confíes en mí, para que consigas el cambio que estás buscando. ¿Cuándo empezamos?
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