top of page
  • Foto del escritorBeth Rosell

Y NO ME VENGAS CON EXCUSAS

Bruno Mars nos invita a procrastinar con su Lazy Song.

Espero que esta divertida canción te invite a la acción.


En mi último artículo, definí el concepto de procrastinación, pero no profundicé en las posibles causas de este hábito tan nocivo para nuestro desempeño académico o profesional. Ha llegado el momento de ahondar en ellas.

 

Algún adolescente diría: -porque me da palo-; otros, quizá, no sabrían expresarlo con palabras, y reconocerían que les supera la idea de empezar a hacer “lo que se tiene que hacer”. Quien más quien menos, gente de todas las edades se justifican con todo tipo de argumentos: -No tengo experiencia; no tengo tiempo; no tengo dinero; no sé por dónde empezar… En el fondo, excusas, excusas, excusas… La experiencia se adquiere; el tiempo se tiene, si te importa lo que haces; el dinero se busca y una buena planificación y gestión del tiempo ayuda a ordenar y ordenarse.


Neil Fiore, en su libro Hazlo Ahora reflexiona sobre las posibles causas de la procrastinación y luego propone una serie de técnicas para combatirla. Si te interesa el tema, te recomiendo su lectura. Pero para las personas que solo disponéis de unos minutos, aquí os anticipo algunas ideas.



Se procrastina por miedo al fracaso. Sí. Al no sentirte capaz de llevar la tarea a cabo, es más fácil no iniciarla que intentarlo y fracasar. De esta manera, se evita reconocer ante los demás y ante un@ mism@ que no ha habido éxito. Los individuos exigentes también procrastinan. Porque al perseguir la perfección, un imposible, se prefiere procrastinar, antes de admitir que no se ha conseguido. Para una persona exigente, acercarse no es llegar. Es fracasar por no haber llegado. Aunque casi se haya tocado el cielo, si no se ha tocado, es un fracaso. Y da miedo fracasar.


Y por miedo al éxito. Parece paradójico, pero así es. El éxito atrae admiración, pero también envidias. Y esto, puede producir pavor. Ser el blanco de críticas negativas desestabiliza y provoca la pérdida de la fe en las propias capacidades. Con esta creencia siempre es mejor procrastinar que ser el centro de atención.


También se procrastina por falta de compromiso. Es evidente que la motivación es el motor de la acción. Con motivación, no hay excusas que valgan. Y sin motivación, todo son excusas. Procrastinas. No hay más.

Aunque pensándolo bien, no es cierto que se procrastine por falta de motivación. Lo que sucede es que la motivación no está en la tarea que se tiene que realizar, sino en otro proyecto, en otra persona o en otro lugar. Con lo que te importa, no se procrastina. Pero si no se sabe con quién o con qué se está comprometido, esta situación provoca, además de sufrimiento, procrastinación. Así que sé sincero contigo mismo y revisa con qué o con quién estás comprometido. Reconócetelo. Y cambia lo que tengas que cambiar.


En ocasiones, sin embargo, puede ocurrir que realmente sí se está motivado y, en cambio, también se procrastina. ¿A qué puede ser debido esta vez? Tal vez los momentos de ocio están desequilibrados a favor de los momentos de trabajo. Si no hay descanso físico o mental, tarde o temprano se procrastina. La vida no puede ser una eterna subida a una montaña sin llegar nunca a la cima. Por muy maravillosos que sean los bosques que te rodean y muy maravillosa sea el paisaje.





22 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page